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domingo, 5 de abril de 2020

Rol semanal: el crítico.

Hay un tema en el ambiente que, actualmente, nos tiene intranquilos a todos: la pandemia mundial provocada por el COVID19, conocido comúnmente como coronavirus. Quizá estés pensando en que soy otro pesado más hablando del mismo tema, pero no es la enfermedad en lo que me quiero centrar.

Para nosotros era algo de película que un virus pudiera expandirse mundialmente atemorizando a la población en pleno siglo XXI, lo que ha hecho que nuestros líderes políticos no estén alerta. Al igual que en otros países, como Italia, este hecho nos ha cogido por sorpresa y ha comenzado un estado de alarma en el que tenemos que respetar un confinamiento, saliendo a la calle solo para realizar tareas imprescindibles. El gobierno está tomando medidas constantemente para tratar de resolver los problemas relacionados con economía, educación, trabajo y, sobre todo, salud.

El hecho de que esté muriendo gente y la sanidad se colapse está sirviendo de arma a algunos partidos políticos para atacar al gobierno. Se leen por las redes sociales acusaciones a nuestro presidente del gobierno, Pedro Sánchez, de ser el culpable de la pandemia en España, a las manifestaciones feministas del 8M culpables por las grandes aglomeraciones que formaron, a los chinos por "ser los creadores" del virus... Además, están surgiendo conflictos entre los partidos políticos, ya que unos prefieren preocuparse por acabar con el virus aunque la economía decaiga y otros lo contrario, provocando así que no haya apoyo entre ellos.

Ahora viene mi pregunta, ¿cómo puede ser que se esté utilizando un estado de alerta por una enfermedad que está matando gente para hacer política y lanzar piedras a los demás?, ¿es el bienestar de los ciudadanos lo que le importa a los políticos o simplemente ganar votos y seguidores como sea?

Bajo mi punto de vista, lo que nuestros líderes deberían hacer es unirse apartando sus diferencias y cediendo en algunas opiniones para lograr sostener la saturación que se está creando y buscar la solución para tener un país lo más sano posible. El hecho de que la expansión repentina del virus nos haya tocado ha pasado sin depender de quién está al mando, por lo que acusar de delito a los que están intentando parar los contagios me parece fuera de lugar.

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